N.

Si dividimos lo que se hace en un día, dormir seria un tercio, estudiar seria ese otro tercio, y del tercio que me queda, un cuarto de ella estoy en en una micro que se traslada a Santiago o viceversa a mi hogar. Nada hay en especial, sólo monótonas semanas, pero no todo es así, rara vez pasan sensaciones, como esta.

Fue hace un par de años que estaba sentado mirando hace la derecha en la ventana, parece que era finales de Mayo. Miraba la ventana, pensando en las cosas del futuro, de preocupaciones, de "no querer esa vida", pero vi algo que retumbo mis tripas y no era la comida.

Entonces tuvo el poder de parar la micro levantando un dedo, entró en el transporte popular con destino a la capital, mire como entraba, no me gustan las palabras "bella" o "hermosa" y linda es un calificativo menor de las dos que nombré, pero para no hacerlo inefable diré que es la 6º sinfonía de Beethoveen.



Sentí inquietud por dentro y se multiplicó más al sentarse a mi lado (nadie se sienta al lado mio por alguna extraña razón). En todo el trayecto me rodeaban las ideas de hablarle o no, de cómo empiezo a hablarle, cuando hablarle, que decirle, de asegurar que mis palabras no se traben,  ¿y si rechazara mis palabras de interés por ella?.

Sumándose a estas interrogantes por veces la miraba de reojo, su pelo liso y negro, el peaje, su perfil, el cartel de una mujer fallecida, ejercitando su vocabulario adivinando sinónimos (es la consecuencia de llevar jumper), la nada en la carretera, y lo que creció mi interés: un parche de Megadeth. El transporte llegó a la estación, después de todas las interrogantes en el párrafo anterior, era el trayecto al subtren, donde trataría dejar volar mi timidez y la pusilanimidad solo por algunos metros.

Veía su espalda de muchas espaldas, mi dedo toco su hombro.
ADVERTENCIA: Si bien recuerdo y describo muy bien lo ocurrido en el bus, cuando uno actúa en algo que esta nervioso pueden ser muy nebuloso. Escribiré mi verdad, capaz use otras palabras, capaz que el genio maligno me engañe, o tratar de recordar algo que paso se enreden esas palabras que puede ser una u otra o la repetición de esas dos palabras en una frase. Pero no se desatenderá de la situación.

- Hola, disculpa- ella veía lo que iba a decir- es que te encuentro linda y me gustaría conocerte.
nervioso me costaba verla, no me fije en el ademán cuando reacciono a mis halagos. No me acuerdo bien de sus respuestas.
Le dije que no era un pervertido, y respondió con una sonrisa
-¿Cómo te llamas?-
- N-
- Nos pusimos hablar de Megadeth y a que conciertos habíamos ido, siempre se simplifican las cosas cuando hay algo en común.
- ¿Qué edad tienes? -
- 14 -
- Nah, te ves más grande -
- Muchas personas dicen lo mismo - Era una verdad, para mi no tenia 14.
- Entonces me voy 7 años y uno - le causo risa
No recuerdo que más le dije, pero al fin le pedí el teléfono celular. Hay momentos y circunstancias que uno no puede dejar pasar, si no hubiera tenido el valor de hablarle, hubiera contado los cinco minutos de la ducha, los siete minutos en vestirme, los diez en caminar para tomar el bus, los dos años y medio en contar esto.

Nunca la llamé.
La razón fue que el teléfono no existía entonces al momento de llamarla, se había destruido y tampoco estaba en el chip.
Al final me quedé con el recuerdo y el recuerdo se escribió.